Atavis et Armis

San Lázaro

¿Por qué San Lázaro es nuestro santo patrón? La historia de una curiosa confusión que acabó cuajando en una preciosa devoción…

Nuestro patrón, Lázaro de Betania, fue el conocido amigo de Jesús, hermano de Marta y María, que tras sufrir una grave enfermedad y morir, fue resucitado por el Señor. Tras esta experiencia, que inevitablemente tuvo que cambiarle su manera de entender la vida, la tradición ortodoxa cuenta que se entregó a la predicación en nombre de Cristo, y que tras ser perseguido por los judíos se acabó refugiando en Chipre, dónde fue obispo de Kition (actual Larnaka).

La tradición occidental cuenta, sin embargo, que no huyó hacia Chipre, sino hacia la Provenza francesa, desembarcando en Marsella, lugar del que se convertiría en obispo. Posteriormente, en el año 60 D.C y durante la persecución de Domiciano, sería decapitado por los sicarios del emperador romano.

Pero a principios de la Edad Media, la figura de Lázaro de Betania se fue confundiendo con otro Lázaro: aquel que aparece en la parábola que Jesucristo dirigió al pueblo, recogida bajo el título de “Lázaro y el rico Epulón” (Lucas 16, 19-31). La parábola cuenta como había un hombre rico que organizaba cada día banquetes en su casa, y continúa el relato:

“Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.”  

Ese pobre llagado al que los perros le lamían las llagas, fue identificado rápidamente como un leproso, y al llamarse Lázaro al igual que el mejor amigo de Jesús, la confusión se fraguó de manera efectiva: San Lázaro tenía que ser el patrón y el protector de los leprosos. Por eso, al nacer el primer Hospital de Tierra Santa dedicado al cuidado de leprosos a las afueras de Jerusalén, es rápidamente puesto bajo la advocación de San Lázaro. Posteriormente la devoción al santo se extendió por Europa y tras el descubrimiento de América, por los pueblos de centro y Sudamérica.

Oración a San Lazaro

San Lázaro con sus hermanas Marta y María.Maestro de Perea

Oh, bendito y glorioso Lázaro de Betania, amparo y sostén de Marta y María. A ti llamo, oh amado y siempre vivo espíritu de gracia con la misma fe y amor que Jesús llamó a la puerta de tu sepulcro de donde saliste vivo y glorioso, después de haber estado por espacio de cuatro días consecutivos tu cuerpo enterrado, sin haber dado la más leve señal de impureza e imperfección. Así también, yo llamo hoy a la puerta de tu santo espíritu para que con la misma fe que Dios infundió en ti, me concedas lo que en esta oración te pido (pídese la gracia deseada), invocando para ello el incomparable amor con que Dios te quiso premiar y resignación con que supistes sufrir los tiempos de tu vida material. Amén

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