Mensaje para la Cuaresma 2021

Estimados Hermanos de la Orden de San Lázaro,
Durante esta Cuaresma estamos llamados a seguir a Jesús a Jerusalén, a experimentar la alegría de la Pascua de Resurrección, el fundamento de nuestra esperanza. En un momento en que no nos hemos librado del sufrimiento, el miedo, la incertidumbre sobre el futuro y la muerte de los seres queridos, el inicio del plan de vacunación comienza a permitirnos ver la luz al final del túnel y comenzar una vida más serena de nuevo.
El tiempo de Cuaresma nos prepara para celebrar el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesús. Partiendo de la experiencia del amor misericordioso del Padre, estamos invitados a la sincera conversión de nuestras mentes y corazones. Esto se debe a escuchar y acoger la Buena Nueva de la muerte y resurrección de Jesús como Misterio del Amor, gracias a la cual se nos dio la misericordia de Dios.
Conversion significa cambiar nuestra mentalidad y nuestra conducta recordándonos a nosotros mismos que ante Dios sólo somos polvo y cenizas, personas frágiles en las que un virus invisible puede infundir miedo. Ayuno, oración y limosna son las condiciones y la expresión práctica de nuestra conversión.
La Cuaresma es un buen momento para renovar las virtudes teológicas de la fe, la esperanza y la caridad que son tres aspectos muy unidos que, partiendo del deseo de Dios inscrito en el corazón del hombre, expresan la vida espiritual del cristiano, que responde libremente a la gracia y que, en Jesucristo, cumple la promesa divina. La relación entre las tres virtudes teológicas es captada por Charles Péguy de una manera poética. La fe se compara con una novia fiel, la caridad a una hermana mayor, la esperanza de «una niña de la nada» que se para en el medio y «lleva a sus hermanas mayores».
Incluso en el contexto actual de preocupación por el futuro, en el que todo parece incierto, los cristianos estamos llamados a «esperar contra toda esperanza» (Rom ans 4, 18). Vivir con esperanza significa sentir que somos testigos de la nueva vida en Jesucristo, enla que Dios «hace todas las cosas nuevas» (cf. Apocalipsis 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que da su vida en la cruz y a quien el Padre resucita en el tercer día, y estar «siempre dispuesto a responder a cualquiera que quiera una razón para la esperanza que hay en nosotros» (1 Peter 3: 15).
Que el llamamiento a vivir esta Cuaresma como un camino de conversión, oración y intercambio de nuestros bienes nos ayude a repasar, en nuestra comunidad y en nuestro corazón a través de nuestra experiencia personal,la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el aliento del Espíritu y el amor cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre. Al desearles un buen viaje cuaresmal, os invito a aceptar quees atractivo para permitiros reconciliarse con Dios y fijar la mirada de vuestro corazón, con esperanza, sobre el misterio pascual.
Que la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino a la luz pascual.
+ Michele Pennisi
Arzobispo de Monreale y Gran Prior Eclesiástico
Monreale, 24 de febrero de 2021